jueves, 18 de junio de 2009

CUENTO: MILAGRO EN EL VECINDARIO DE LOS SUFRIENTES.

En tiempos muy remotos existía un vecindario llamado “El Vecindario de los Sufrientes”. La gente que vivía allí, padecía muchas enfermedades: egoísmo, sin sentido de la vida, mal genio, amargura, negativismo, individualismo, intolerancia, conflicto, incomprensión, desconfianza, soberbia, incredulidad, indiferencia, desánimo, languidez en el rostro, entre muchas otras… allí no había vida.

Cierto día, muy de mañana, por las calles del vecindario empezó a pasar un niño muy extraño para todos. Se veía diferente a los demás: miraba a todos, danzaba, sonreía, cantaba, contemplaba la naturaleza, imitaba el vuelo y el cantar de los pájaros, alzaba sus manos al cielo y su rostro resplandecía. Sus vestidos eran coloridos, su movimiento armónico, su dentadura blanca y llamativa. Al terminar el día el niño misteriosamente desaparecía. Así ocurrió durante mucho tiempo.

La gente del vecindario cada vez se inquietaba más con la presencia del niño y lo admiraban, pero su enfermedad no les permitía hablarle o acercarse a él. Algunas veces queriéndolo ver y por vergüenza de salir de sus casas, se asomaban por las rendijas de las ventanas para que nadie los viera mirando el niño; mientras tanto la enfermedad ya casi los tenía en agonía.

Un día en que nadie salió a verlo ni siquiera por las rendijas, el niño se dedicó a tocar todas las puertas y a cantar con fuerza:
¡ “Que linda es la vida,
Dios nos la da.
En quien da, hay alegría,
En Dios, Felicidad”!
Al escucharlo todos sintieron un poco de alivio en su corazón, pero nadie se decidió a salir. Sin embargo, el niño alegre, lleno de esperanza y felicidad no dejaba de pasar.

Hasta que un día, Dios decidió premiarlo, llevándoselo a continuar siendo feliz, pero ya para siempre, en el cielo. Sólo esto impidió que volviera a pasar por el vecindario.

La gente al no verlo pasar en la mañana, de ese día, ansiosos esperaron hasta la tarde. Y Al llegar la noche y no verlo pasar, un enfermo de egoísmo salió sólo a buscarlo, pero no lo encontró. Se decidió y fue donde uno enfermo de desconfianza para que lo acompañara a buscarlo, pero no lo encontraron y así fueron saliendo todos los enfermos en su búsqueda, y al llegarse la media noche y no encontrarlo, juntos se sentaron en la calle a esperarlo.

En esta espera unos y otros se miraron, descubrieron su belleza, se rieron, y experimentaron alegría por sentirse acompañados y luchando por un objetivo común. Esa noche la enfermedad comenzó a desaparecer como por arte de magia.

A la mañana siguiente continuaron el recorrido buscando al niño y lo hallaron en la hermosa tumba donde lo colocaron sus padres, con el siguiente epitafio: “Mi vida es una fiesta que no termina, y en ella todos pueden entrar, todos son bienvenidos”. Un enfermo de sin sentido leyó el epitafio en voz alta; todos se abrazaron y empezaron a llorar con gran sentimiento. En este acto vieron salir de la tumba resplandores de luz, en forma de anillos de oro que se posaban sobre cada uno de ellos, envolviéndolos, dándoles fuerzas e impulsándolos a bailar, a sonreír y a cantar:
¡“Qué linda es la vida
Dios nos la da,
En quien da, hay alegría,
En Dios, felicidad.
Nuestra vida es una fiesta que no termina,
En ella todos pueden entrar, bienvenidos todos,
Dios es nuestra felicidad”!

Luego, al regresar felices al vecindario todo cambió: Nadie cerraba sus puertas, todos se interesaban por todos y las enfermedades desaparecieron. Juntos reconocieron que el milagro lo habían hecho los anillos de oro que salían de la tumba del niño y en su honor empezaron a usar vestidos coloridos y desde lo más profundo del corazón sonreían a los demás, dando gracias a Dios por “el milagro ocurrido en el Vecindario de los sufrientes”. Ahora no reina la enfermedad sino la felicidad. FIN

AUTORA. ANLULAQUI

domingo, 7 de junio de 2009

PENSAMIENTOS

LA ENSEÑANZA MEJORA A LOS BUENOS, Y HACE BUENOS A LOS MALOS. (Saavedra Fajardo)
 
 
SI NO QUIERES PERDERTE EN EL OLVIDO TAN PRONTO COMO HAYAS MUERTO, O ESCRIBE COSAS DIGNAS DE LEERSE O HAZ COSAS DIGNAS DE ESCRIBIRSE. (B. Franklin)
 
 
ES MEJOR VOLVERSE ATRÁS QUE PERDERSE EN EL CAMINO. (Sentencia Rusa)
 
 
VIVIR NO CONSISTE EN RSPIRAR SINO EN OBRAR. (Mao Tsé Tuno)
 
 
SOLO EL QUE MANDA CON AMOR ES SERVIDO CON FIDELIDAD (Quevedo)
 
 
EL BUEN HUMOR RESUELVE DIFICULTADES Y PROLONGA LA VIDA. (Mario Sarmiento V.)
 
 
LOS PESIMISTAS NO SON SINO ESPECTADORES; SON LOS OPTIMISTAS QUIENES TRANSFORMAN EL MUNDO. (Guizot)